martes, 12 de mayo de 2009

Need another world

La pantalla en blanco, mis dedos dispuestos, presión en la garganta y quiero escribir, lo necesito pero no sé cómo empezar ni qué contar. No sé cómo traducir la rabia, no sé cómo se escribe el dolor, no sé encontrar las palabras que definan mejor mi decepción, mi tristeza..., y entonces Antony and The Johnsons y su Another world me dan una pista:

"Necesito otro lugar, donde habrá paz. Necesito otro mundo. Este está cerca de desaparecer. Aún hay demasiados sueños que no han visto la luz. Necesito otro mundo".

Y es que siento que el aire está contaminado y cada vez tengo menos ganas de respirarlo. Pensaba que la mala racha había pasado, pensaba que venían tiempos nuevos y tocaba por fin ser feliz. Me encanta echarle la culpa a los demás, señarlarles con el dedo acusador y juzgar que me borran sonrisas y me hacen sentir pequeña. Pero si lo hacen es porque yo les doy ese derecho, imbécil de mí.

Me encanta pensar que todo pasa por algo y que si las cosas no llegan es porque aún no es el momento. Y estoy harta. Harta de mierdas absurdas, harta de creer en cuentos de hadas que nada tienen que ver con la realidad, harta de sueños desteñidos, de besos fríos como el hielo, de vacíos... acumulo muchos vacíos, tengo huecos por todos lados, como un colador, como una cueva donde el eco es ensordecedor, hiriente...

Y es que mi corazón guarda tanta cacharrería que dudo que haya sitio para nada más.

Pero hoy la optimista por naturaleza duda de todo y en esta especie de crisis existencial, he perdido mi Norte, si es que alguna vez tuve alguno. Y mi brújula como la de Jack Sparrow, no está rota, funciona... la que no funciona soy yo, y mi brújula no me sigue, no me indica el camino porque no sé donde quiero ir...

Me encanta pensar en vínculos predestinados, en un mundo donde quepa algo parecido a la justicia, en que las personas tienen lo que se merecen, lo que se ganan a pulso. Pero no es cierto. En eso también me equivoco, la vida está llena de cabrones que viven como dios y de muertos de hambre que apenas tienen nada, por poner un mísero ejemplo. Y me da miedo pensar que he perdido todos mis valores, que todos eran erróneos...
Y me dan miedo los abandonos...

No sé si este agobio es pasajero, pero nunca había sido tan manifiesta esta sensación de estar perdida, de sentir que malgasto mi tiempo, que no hago apenas nada que realmente me reconforte, nada que me llene y vivir a medias nunca fue una solución inteligente.

Soy mi puto problema y llegar a esa conclusión me ha costado horrores, mi ego, mi concepto de mí misma, mis experiencias, lo fácil de mirar hacia otro lado, de evitar pensarlo..., me lo impedían. Pero ahora ya lo sé y tengo que empezar a averiguar cómo cambiarlo. Porque no me reconozco, ni sé quién soy ni qué quiero y llevo así tanto tiempo que mi salud mental se resiente y eso si que me preocupa.

No me gusta esta misantropía, no me gusta este desprecio del mundo, no me gusta desconfiar hasta de mi sombra. No me gusto así. No soy así.

Busco un camino, una señal. Me gustaría pensar que puedo ser feliz y hacer feliz a los demás, me gustaría pensar que hay mil oportunidades, me gustaría pensar que tengo coraje de sobra para darle una patada a todo lo que me sobra y hacer hueco para lo bueno que está por venir. Necesito convencerme a mí misma de que puedo pintar de colores este lienzo negro...

Sonando: Another world - Antony and the Johnsons