martes, 17 de noviembre de 2009

De madrugada

Me despierto confundida, siento frío de repente, y busco las sábanas en medio de la oscuridad. Me arropo como puedo, me hago una bola y cierro fuerte los ojos. No quiero desvelarme.

Debe ser de madrugada, tengo la sensación de haber dormido unas cuantas horas pero quiero dormir más y cruzo los dedos para que el despertador no suene pronto, pero no lo miro. No quiero saber la hora.

Y en mi estado tan placentero de duerme-vela, de pronto, unos ruídos... ¿qué suena...? -pienso aún desconcertada-. La puerta de mi habitación se abre y vuelve a cerrase con cuidado y entonces unos pasos... Tus pasos. Y ya me ubico y sonrío sin abrir los ojos, porque siento como intentas hacerte hueco debajo de las sábanas y acoplarte a mi cuerpo.

Tus largas piernas se enredan con las mías, tienes frío. Hace frío. Y abro los brazos y te recibo mientras hundes tu nariz en mi cuello como un crío buscando calor... Me gusta. Podría pasar el día enumerándo cosas que me gustan desde que tú estás. Y precisamente me gustan por eso, porque estás.

Digo tu nombre, hablo por fin, consciente ahora de dónde estoy, de que es mi habitación, mi cama, de madrugada y que son tus manos las que me acarician la espalda. Me das una buena noticia. Son las cinco, puedo dormir dos horas más. Vuelvo a sonreír y cierro los ojos. Pero esta vez para besarte...

Y así, entre tus besos, me quedo dormida...

Pero las dos horas pasan rápido y el despertador dibuja otra realidad. Y tengo que levantarme, separarme de tu calor e irme a trabajar. Antes de irme, abro la puerta despacio y miro cómo duermes..., una sonrisa me nace inevitable.

Ya en la calle, el paso es ligero, la sonrisa esta vez amplia y en mi ipod alguien canta y me descifra... "que se me llena la boquita de flores si tú me miras..."

Sonando: Otis Redding - Try A Little Tenderness