lunes, 16 de marzo de 2009

La distorsión...

Pocas veces no sé qué decir, pocas veces no encuentro las palabras. Y cuando pasa, hablan mis ojos. Es más, gritan. Y la garganta se me queda vacía, a oscuras...

Presión en el pecho. Ganas de huír, pero no puedo moverme. De repente, mis piernas pesan demasiado y no puedo dar un paso, estoy paralizada. Quieta, inmóvil. No puedo pensar. Pero mis ojos siguen gritando...

La gente a mi alrededor, alza los brazos en acompasado movimiento. La gente a mi alrededor, toda, mucha... baila a ritmo de hip hop. Todo está oscuro. Caras que se acercan y se alejan. Manos en el aire. Y mi cuerpo tan receptivo a la música, tan rítmico, tan amante... no existe. Soy sólo ojos...

Ojos que ahora reflejan una calle medio vacía, nadie va en mi dirección. Y yo camino sola, en manga corta, con la cazadora en la mano, incapaz de ponerme los cascos, apurando el último cigarro que encendí allí dentro, nerviosa, confundida...

No me gusta no entenderme. No me gusta no saber explicarme el por qué de algunas reacciones. Sobre todo cuando son tan inesperadas y absurdas como esta. Intento arrancarme la sensación amarga, a lo bruto, porque no sé de donde viene, no sé qué coño pinta en mi noche, yo estaba ahí riéndome, disfrutando, sintiendo la música... y ahora vuelvo a casa con mil preguntas en la cabeza, con ecos... y sin respuestas.

Puta manía de que el tiempo no pasa...

Y esta mañana me levanto sonriendo, quizá soñé algo que no recuerdo y me hizo feliz. Sí... sé que en mi sueño la historia terminó de un modo muy diferente. Necesaria tregua.

Sin embargo, una premonición está ahí. Presente, manifiesta, con mucha fuerza... Y me arrastra de la cama como un huracán y me hace ponerme guapa y salir a la calle con mi música por fin, y sonreír y esperar y confiar. Que todo fluye como dice una amiga... que todo tiene un porqué aunque a veces yo no lo encuentre. Que si lloro o me duele es porque sigo viviendo al borde del precipicio, fiel a mí, subida a la montaña rusa y no fuera, mirándola desde abajo, viéndola dar vueltas...

A pesar de todo y de todos, las noches en la latina seguirán teniendo el mismo sabor...
Al menos en mi recuerdo.

Sonando: Andreas Johnson. Glorious.

6 comentarios:

  1. Pues menos mal que no te habías quedado satisfecha con lo que habías escrito.
    Menos mal que lo has vomitado deprisa y corriendo, sin siquiera limpiarte.
    Las noches en La Latina, sí, tienen cierto sabor, pero lo más interesante es que no tiene nada que ver con los días en La Latina, que tiene también su sabor.
    Un besazo, rubita

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  2. Aquí estás de nuevo, y me gusta que estés, aunque sea con ese ataque de ansiedad, aunque muda pero nunca inexpresiva, con tus momentos de gloria y tus momentos de parálisis o de vértigo... No quieras entenderte, a veces es mejor no hacerlo. Todos los momentos son necesarios; los absurdos, los lógicos, los extraordinarios, los rutinarios, los incomprensibles... Mi querida princesa, vivir al borde del precipicio tiene sus riesgos pero que se jodan los que ni por asomo sabrán de esa emoción. Tú sí que eres un crack.
    A ver si te lo pongo bien: kiss, kiss y más kiss, una sonrisa:)y ahora un guiño ;)

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  3. A veces necesitamos salir corriendo,incluso aunque estemos en el lugar deseado,simplemente suena un click en la cabecita que hace que el mecanismo se resienta.Es transitorio.La Latina...es lo que tiene.Un beso

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  4. A mi tampoco me gusta cuando no me entiendo...

    Un beso grande

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  5. Todo tipo de sensaciones en los conciertos.
    Saludos

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  6. Guapa que echaba demenos leerte, menos mal que te encontré!!! y ahora que te encuentro funciona el de ya.... en fin. mil besos

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